“ El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad”. (Ernest Hemingway)
Hace un tiempo ya, durante una cobertura periodística escuché a una empleada del sector turístico, ante todo el auditorio asegurar: “Los trabajadores más sacrificados de este país son los del turismo, porque en ocasiones aún sin transporte y en condiciones difíciles, acudimos a cumplir con nuestras responsabilidades laborales”. Sus palabras retumbaron en mi mente y el martilleo fue tanto que apenas tomé notas del evento. Me cuestionaba en qué momento ella, tan convencida de sus palabras, había olvidado al de al lado, a sus vecinos, a los padres de los niños que compartían la escuela con sus hijos, a los maestros, muchos de ellos albergados, a los médicos u otras personas que laboran en instituciones o empresas con mínimas o precarias condiciones materiales. Y no es que ellos, los empleados de la industria sin humo no sean sacrificados, lo que me espantó fue la falta de humildad, ese afán de sentirse en el centro y centro del mundo, la pérdida de perspectiva.