Tal
como previeron diferentes pronósticos, ninguno de los cinco candidatos a la
silla presidencial de Colombia superó el 50% de los votos necesarios para proclamarse
vencedor de las presentes elecciones.
Las
predicciones de los sondeos se cumplieron, el uribista Oscar Iván Zuluaga y el actual
mandatario Juan Manuel Santos, alcanzaron los mejores resultados, aunque aún
insuficientes para instalarse en el Palacio de Nariño.
Zuluaga
aventajó a Santos en cerca de un 3,5% de votos, llevándose un poco más del 29%
de las decisiones a pesar del escándalo por financiamiento y espionaje que ensombrecieron el final de su campaña. La
estrategia del ultraderechista aún se
basa en la mano dura con las FAR EP, una política que había asumido antes
Álvaro Uribe sin resultados halagüeños y con fuertes divergencias con sus
países vecinos.
Por su
parte el actual gobernante, Juan Manuel Santos, quien alcanzó en esta primera
vuelta más del 25% de los votos , confía
en que una política a favor de la paz, que ponga fin a uno de los conflictos
armados más largos de la historia, será
su carta de triunfo.
Que nadie
se llame a engaños, Santos no es un candidato progresista, pertenece a la
derecha, apegado a la política neoliberalista y buenas relaciones con Estados
Unidos. Ahora, como ya lo dijo un comentarista del sistema informativo de la
televisión cubana, no se le puede negar el mérito de restablecer las relaciones
(maltrechas tras el período Uribe), con naciones colindantes como Venezuela y Ecuador, y manejarlas con mucho
tacto, además impulsó los diálogos de paz que se celebran en La Habana entre el
gobierno y las FAR EP, ya con algunos acuerdos preliminares.
La jornada
eleccionaria de este 25 de mayo se caracterizó por su tranquilidad excepto
algún que otro hecho o intento de proselitismo, y un alto nivel de abstencionismo,
solo poco más del 38% de la población
con derecho al voto acudió a las urnas.
El próximo
15 de junio tendrá lugar la segunda vuelta de los comicios entre estos dos aspirantes,
antiguos compañeros de gabinete, el resultado no tiene que parecerse
necesariamente al del domingo último.
¿Quién
triunfará, la mano dura sobre el conflicto militar o la pacificación dialogada?
Todo el continente prestará atención a este proceso por lo que significa para
la unidad y las intenciones de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos
y del Caribe) de declarar esta como una zona de paz.
Pero la
palabra final y quienes deben pensarlo con hondura, son los habitantes de esta
nación suramericana. Al final, como pocas veces en la vida Colombia tiene ante sí
una segunda oportunidad para decidir su destino.
Imagen tomada de Internet
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