Nota: En el Día de la Prensa Cubana, comparto lo que publicó el periódico Girón sobre Herácleo Lazco, periodista matancero incansable, con el que compartí parte de sus últimos años de vida.
Foto: Editora Girón
Cinco
años han transcurrido desde que aquel colega ajetreado se marchara un
11 de marzo y nos dejara una estela de empeños por concluir, esa
imprescindible misión que asumía Herácleo Lazco García al dedillo, la de aglutinar al gremio periodístico de la provincia.
Aquellos que lo conocían desde la vieja guardia, hasta quienes tuvimos escaso tiempo para compartir, nos llevamos esa impresión: para ‘Lazquito’ hacían falta días de 36 horas.
Apresurado
sería un adjetivo corto para describir al periodista y amigo, al fiel
revolucionario. Eso sí, su agenda bien apretada, repleta de actividades
que organizar y de problemas de sus compañeros por resolver, podía
sufrir un paréntesis si llegabas con una urgencia.
Y
si de conversar sobre periodismo se trataba, para ello había espacio
aunque después tuviera que reanudar la marcha con doble impulso. Así
sucedió cuando para mi tesis de grado apartó unas horas al final de la
tarde, la primera vez que lo observé bien de cerca.
Acomodaba
sus pequeños espejuelos sobre los documentos e insistía en los puntos
que consideraba más importantes, los que no podía obviar por ningún
concepto. Ello, unido a la emoción perceptible de su voz, denotaba un
profundo amor por la profesión y por su tierra.
Cuentan
quienes a su lado escribían que nunca le faltó voluntad para el
trabajo, ni afán para entregar materiales con todos los elementos,
aunque a veces cambiaba palabras, hecho que sucede al novato o al más
veterano de los reporteros. Jocosamente algunos recuerdan la vez que por
poco publica Jack y los frijoles ‘negros’.
Herácleo o Heráclito como algunos le decían de cariño, fue un activo luchador de la clandestinidad, vinculado al Movimiento 26 de julio
y con un incansable sentimiento antibatistiano. Por estas mismas
acciones de sabotaje contra el régimen imperante resultó detenido e
incomunicado en 1957.
Apoyó con constancia cada paso de la Revolución y dio el paso al frente como maestro, alfabetizador y como combatiente de Angola aunque su nombre no figuraba en la lista de quienes partirían.
Se había graduado en 1961 en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, y en 1979 obtuvo su título de Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.
Se hizo acompañar de la profesión en el periódico Girón, en la Agencia de Información Nacional, hoy Asociación Cubana de Noticias y en Radio 26.
Su
desempeño le valió para merecer las medallas de la Lucha Clandestina,
Lucha contra Bandidos, de la Alfabetización, Combatiente
Internacionalista, por la Victoria Cuba-República Popular de Angola, la
Distinción Félix Elmuza, así como premios y menciones en concursos
nacionales y provinciales.
Numerosos compañeros dejó a su paso y le extrañaron desde aquella inesperada noticia de que el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba en Matanzas y profesor titular adjunto de la Universidad, añadía otro renglón a la historia del Periodismo en la Isla.
Hoy cuando los preparativos para festejar el Día de la Prensa Cubana
vuelven a estrecharnos las manos, el recuerdo de su sonrisa franca se
hace eco en cada palabra de entusiasmo, de felicitación y nos devuelve
al viejo Harácleo de siempre, pleno y preocupado.
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