Siempre me gustaron las
ciudades cerca del mar, y he tenido suerte: nací en Cárdenas, estudié en La
Habana y trabajo en Matanzas.Los sitios con
costas tienen un olor diferente, más luz, y la brisa bate acompasada al ritmo
de las olas, a veces pierdes la noción del tiempo, si está en calma el mar
sientes paz, pero si arremolina, aparece el enojo, la excitación y te vuelves
así, un tanto marino.