El 28 de enero mi mamá cumplió años. No voy a
decir cuantos, no porque ella los esconda, todo lo contrario, los luce con
hidalguía, y siempre aparece alguien que “le tira menos”. Cuando se jubiló
le dijeron en la placita que aguantara hasta los 60 y ganara más, y en realidad
ya pasaba de los 65.
No voy a decir cuántos, porque sinceramente yo dejé
de contar, me importan poco las matemáticas y mucho que ella siga aquí, a mi
lado.
Danielito (5 años), mi hijo mayor, cuando supo del
cumpleaños de su abue, le exigió un kake (que él no come) y sorpresitas. Mami,
que lo conoce bien, compró un pae que él disfrutó muchísimo y le hizo una
comida con bastantes frijoles como le gusta.
Carlitos (5 años), mi sobrino, advirtió en su casa,
que lo sentía mucho pero no podía ir al cumpleaños de Martí, porque era el de
su abue; y el pequeño Liam (1añito) la abrazó y le pidió “carni”.
A todos complació mami, y fue feliz, porque ellos
también lo eran, y porque ellos, al igual que mi hermano y yo la adoramos. Felicidades mami!!!
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