Mami
ríe y pareciera que el mundo extendiera su carcajada; en cambio, entristece, y
hasta la mirada duele, el mohín en el rostro pesa, y el ceño fruncido lastima. “Mamá
está brava”, dice el pequeño, consciente de su falta y dispuesto a remediarla
con un beso; el bálsamo que la desarma.

Devienen
amigas, psicólogas, custodios y enfermeras. Pendientes de nuestras notas en la
escuela, las fiebres que no cesan, las vacunas, la alimentación, las
graduaciones, los peinados, los amigos, las llegadas tardías y hasta los novios.
Cada madre
es única y especial; hallan la felicidad
cuando sus hijos la encuentran y se vuelven leonas si alguien se los ofende.
El
segundo domingo de mayo, llega el momento de las postales, las felicitaciones y
los regalos, de los paseos y los mimos, solo eso, pues para quererte, mamá, para quererte,
tenemos 365 días, todo un año, y otro, y otro y otro….
¡Felicidades¡
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