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lunes, 24 de marzo de 2014

La savia de la Prudencia

En estos tiempos de desasosiego mundial, de agresiones y amenazas imperiales, existen llamados apremiantes, voces imposibles de silenciar y palabras a las cuales recurrir una y otra vez. Una de ellas, a mi juicio de las más necesarias es la Prudencia. 

El término alude, según los especialistas, a una cualidad que nos permite actuar o hablar con cuidado, sensatez, precaución y evita posibles daños, males o inconvenientes. Es un brindis por la vida, el respeto y los sentimientos ajenos.

Dicen que los antiguos egipcios la representaban con una serpiente de tres cabezas (león, lobo y perro); porque una persona era realmente prudente si poseía la astucia de las serpientes, el vigor y la fuerza de los leones, agilidad y rapidez de los lobos y la paciencia de los canes.

En el catolicismo, es una de las cuatro virtudes cardinales que discierne el bien del mal en cada situación, para actuar en consecuencia.

Y a los efectos de la economía existe el “principio de prudencia”, que a grandes rasgos, regula la forma de contabilizar los beneficios y gastos de una empresa.

Si desde tantas visiones, sociedades, creencias o disciplinas  es importante esta cualidad, ¿qué sucede con la prudencia que nos debe acompañar en nuestro andar cotidiano? Esa que podría evitar discusiones sin sentido, violencias innecesarias o pérdidas inevitables. Una pregunta basta ¿En los últimos tiempos de cuántos accidentes automovilísticos han sido responsables choferes o peatones imprudentes?

En días recientes escuché de un ómnibus de Transmetro que se volcó en el trayecto de Varadero a Cárdenas, meses antes a una camioneta de pasajeros le sucedió algo similar con múltiples heridos. Desconozco las causas, corresponde a las autoridades determinarlas, algunos aluden al exceso de velocidad en días lluviosos por eso el llamado es a la cordura y el buen juicio de quienes tienen en sus manos la vida de sus conciudadanos.

Según datos del portal Cubasi, solo entre enero y septiembre del pasado año Matanzas estuvo entre las provincias que incrementaron la cifra de contingencias, fallecimientos y heridos. Falta de control sobre los vehículos, violación del derecho de vía,  exceso de velocidad, desperfectos técnicos, adelantamiento inadecuado y deficiencias al ejecutar la marcha atrás. También se añaden animales sueltos, conducir bajo los efectos del alcohol o negligencias de peatones.

Estos no son temas triviales o fútiles, influye de manera negativa en la esperanza de vida la población, y según la Comisión Nacional de Seguridad Vial, la accidentalidad constituyó en el 2013 uno de los principales motivos de muerte hasta los 49 años.

Es ineludible el llamado a la actitud consciente de quienes transitamos por la vía (peatones, conductores de autos, guaguas, coches, bicitaxis, bicicletas), pues tras cada irresponsabilidad en este ámbito el saldo solo es dolor y sufrimiento familiar, además de los daños materiales, no arriesguemos la vida de otras personas y la propia.

Urge prudencia, no importa el enfoque, egipcio, cristiano, económico, psicológico o social, si apelamos al buen juicio, el aplomo, si viene acompañado de la cordura, si de alguna manera nos muestra un camino expedito a la sabiduría.

Imagen tomada de Internet

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